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Published Monday, June 12, 2006 by J AYBAR | E-mail this post

Santiagueros piden justicia ante asesinato

SANTIAGO.- Miles de personas de clase media y media-alta marcharon ayer tarde por varias calles reclamando de las autoridades policiales, judiciales y del Presidente de la República "frenar la ola criminal y delictiva" que abate a amplios sectores de la vida nacional.Mas

La clase médica de esta ciudad se unió ayer al dolor y la indignación a que ha sido sometida esta sociedad, por el asesinato de la hija de una pareja de profesionales de la medicina, y apeló a las autoridades para que utilicen los recursos humanos y técnicos para combatir el crimen y el delito que, según dicen, ha cobrado fuerza en todo el territorio nacional.Mas

Dolor y rabia
El agua de todos los ríos y océanos no alcanza para ahogar en lágrimas el dolor que causa el asesinato de una estudiante de 18 años, abatida anteanoche a balazos, a cien metros de su hogar por tres delincuentes, en Santiago.

Vanessa Ramírez Faña, alumna del segundo año de Medicina, regresaba a su residencia, en la urbanización Cerro Hermoso, cuando fue interceptada por los antisociales en dos motocicletas, quienes le dispararon a mansalva en un intento de atraco.
Este horrendo crimen consterna e indigna a la sociedad dominicana, puesta de rodillas por la delincuencia que hoy controla los designios de una ciudadanía que, indefensa, no encuentra ya dónde guarecerse.

Cada familia ha de sentir la muerte de Vanessa como propia tragedia porque ante el auge del crimen, no hay padre, madre, esposo, esposa, hijo o hija inmune a la angustia o temor que causa saber que uno de los suyos puede ser la próxima víctima.

Toda la indignación por este pavoroso asesinato ha de dirigirse a una sociedad carente de voluntad y valor para afrontar la delincuencia.
Una población adolorida e indignada reprocha con toda vehemencia el conciliábulo de impunidad y venalidad de Justicia y Ministerio Público, que esconden su vergüenza detrás de un Código Procesal Penal hecho a imagen y semejanza de los imputados.

La sociedad de Santiago rinde hoy tributo a una mártir, una muchacha llena de energía, valor y dignidad que resistió hasta ofrendar su vida ante la embestida de tres asesinos, quienes seguramente son reincidentes en todo tipo de infracciones criminales.
El crimen en auge ha segado la vida de Vanessa, cuya muerte llena de dolor a sus padres, doctores Juan Ramírez y Rosaida Faña, sus hermanos Francisco Alberto, Rosi Mabel y Carolin, demás familiares, compañeros de la Universidad y a todo Santiago.

Esta tragedia debería servir como el ¡basta ya! para que la sociedad toda reclame de sus autoridades que se armen de valor y enfrenten con responsabilidad y firmeza una espiral delincuencial que aterroriza a la familia dominicana.
Que la batalla contra la criminalidad comience contra delincuentes o cobardes que visten de juez, fiscal, policía o militar, porque ha llegado el momento de poner freno a la delincuencia. A cualquier precio.